Tensión entre el Municipio de Iglesia y cámaras empresariales por coordinación con el sector minero
- Diario Libre
- 16 sept
- 3 Min. de lectura
La minería vuelve a encender la polémica en Iglesia. El secretario de Minería, Denis Monardez, confirmó que el Municipio trabaja en la organización de una reunión con todas las cámaras y proveedores locales para “ordenar” la relación con las grandes operadoras del sector, como Veladero y Vicuña.

El funcionario, que ya había adelantado esta intención semanas atrás a Diario Libre, insistió, está semana en varios medios de San Juan, en la necesidad de poner fin a la dispersión de gremios empresariales. “Necesitamos que estén todos presentes, porque si falta alguno ya se genera un problema. La idea es dialogar, poner ideas sobre la mesa y avanzar con transparencia. De lo contrario, seguiremos teniendo desatenciones de ambos lados, que no benefician ni al Municipio, ni a los proveedores, ni a la comunidad”, remarcó.
Monardez reconoció que no ha habido reuniones formales con las cámaras en los últimos meses y que coordinar con tantas instituciones resulta casi imposible. “Es momento de unirse y trabajar en conjunto”, sentenció. Incluso fue tajante al referirse al reclamo de un proveedor que se presentó en las oficinas de Vicuña, “Ese no es el camino. El camino es colectivo. Si uno busca beneficiarse solo, no ayuda al conjunto”.
Con la vista puesta en el futuro proyecto José María, el secretario advirtió que ahora es el momento de prepararse. “Estamos hablando de una mina más grande que Pascua-Lama. Si no nos organizamos, el impacto en la economía local se diluirá. Queremos llegar con una propuesta sólida, respaldada por la Municipalidad”, sostuvo.
El discurso del funcionario no cayó bien en las cámaras iglesianas. El abanico de posturas va desde la cautela hasta el rechazo total.
Desde CAISMI, su referente Guillermo Godoy pidió diálogo, aunque defendió la identidad de cada cámara, “Es cierto que no sería lo ideal seguir tan fragmentados, pero cada cámara tiene sus especialidades. Pedimos una reunión hace semanas al intendente y a Monardez, pero nunca nos respondieron”.
Mucho más duro fue Horacio Muñoz, presidente de CAESSI, quien disparó sin filtros, “No tengo ni idea quién es Monardez. Jamás me llamó como presidente de la cámara. Y si las cámaras se desprendieron por diferencias, ¿por qué van a unificarse ahora? No lo veo viable”.
Desde CAPRESMI, Natalia Varela se mostró más optimista pero con reservas: “La idea es buenísima, pero el problema es quién se pone al frente. Podría ser una cámara con mucha fuerza, pero no hemos recibido ni una invitación formal del Municipio”.
La respuesta más encendida provino de A.I.T.U.R.I.C., a través de un comunicado firmado por su referente Alberto Grau. El texto es un misil directo contra el Municipio
“Lo que hoy vemos no es más que un burdo intento de tomar el poder de las Cámaras Empresariales y direccionarlas al antojo del Estado. Eso no es coordinación ni progreso. Es colectivismo disfrazado de orden, y el colectivismo siempre termina en privilegios, corrupción y burocracia”.
Grau advirtió que la libertad de asociación está en riesgo, “Las cámaras nacen de la voluntad libre de los individuos. Si el Municipio decide unificarlas, ya no hablamos de cooperación voluntaria, sino de coerción política. Eso es antidemocrático”.
El dirigente no se quedó ahí, acusó al gobierno local de querer “debilitar” a las asociaciones independientes para silenciar las voces críticas. “Nos quieren reducir a reuniones de té con masitas, cursos de cerámica y tejido. Pero no lo van a lograr. Ya estamos avanzando en un Consorcio independiente de cámaras y asociaciones, y eso es lo que realmente incomoda al Municipio”.
El choque entre los empresarios, contra Monardes, desnuda un dilema de fondo, ¿la unificación de cámaras es una herramienta para ganar competitividad o un intento de control político encubierto?, Mientras el Municipio habla de eficiencia, transparencia y trabajo en conjunto, los gremios empresarios denuncian avasallamiento, colectivismo y falta de respeto a la libertad de asociación.
Lo cierto es que la reunión que promete Monardez todavía no tiene fecha concreta, pero ya genera más grietas que consensos. Y en Iglesia, donde la minería marca la agenda económica y social, esa tensión no es menor, define quién tiene el poder real para sentarse frente a las grandes operadoras.
Por ahora, las preguntas quedan abiertas, ¿diálogo o imposición? ¿Unidad o uniformidad? ¿Competitividad o control?, Lo único seguro es que la minería vuelve a poner a prueba la democracia interna de Iglesia. Mientras los más débiles se pelean, las grandes Corporaciones los miran desde lejos y sin importancia, sin la necesidad de sentarse en una mesa de negociaciones con los pequeños proveedores en conjunto.









Comentarios