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Salta y el potencial de las tierras raras: la provincia que busca posicionarse en la liga de los minerales estratégicos

La provincia de Salta, ya consolidada en el mapa global del litio y con el proyecto cuprífero Taca Taca como uno de los más relevantes del país, suma ahora un nuevo capítulo en materia minera: las tierras raras, un grupo de 17 metales considerados esenciales para la transición energética y el desarrollo tecnológico.


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Según el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), Salta concentra la mayor riqueza identificada en el territorio nacional, con 9 de los 19 depósitos reconocidos en Argentina.


Estos minerales, presentes en aplicaciones que van desde celulares, autos eléctricos y turbinas eólicas hasta fibra óptica, resonancias magnéticas y equipamiento de defensa, registraron un crecimiento de la demanda del 4.500% desde 1960, con proyecciones de multiplicarse entre tres y siete veces hacia 2040, impulsadas por la electromovilidad y las energías renovables, de acuerdo con estimaciones de la Agencia Internacional de Energía.


Entre los principales distritos de tierras raras en la provincia se destacan Rangel, El Ucu, Platería Sur y Norte, La Barba, La Aurelia, Curaca, Estrella de Oriente y Churqui Pampa. Solo en el área de Rangel, en la Sierra de Cobres, se estiman recursos de 35.000 toneladas de ETR+itrio y 25.000 toneladas de torio, además de minerales estratégicos como circonio, niobio y uranio.


A nivel geopolítico, el interés en estos recursos se enmarca en la disputa comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China, país que hoy controla el 60% de la extracción mundial y el 85% del procesamiento de tierras raras, con la mina Bayan Obo como epicentro de la producción global. En este contexto, las reservas del norte argentino despiertan creciente interés de compañías y gobiernos que buscan diversificar el abastecimiento para reducir la dependencia del gigante asiático.


Aunque en Argentina la producción aún es incipiente —con antecedentes en la mina Teodesia en San Juan, que operó brevemente en la década de 1950—, el mercado global de tierras raras muestra un potencial significativo: valuado en US$ 2.000 millones en 2020, podría superar los US$ 12.000 millones en 2030, con un crecimiento anual estimado del 16%.


Para Salta, este panorama representa una oportunidad estratégica que se suma a su posicionamiento en litio y cobre. El desafío, señalan especialistas, será avanzar en estudios de factibilidad técnica y ambiental, al tiempo que se diseñan estrategias de industrialización local que permitan transformar el potencial geológico en desarrollo económico sostenible para la provincia y para la Argentina.

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